A la orilla del lago del mismo nombre se levanta Pátzcuaro, un apacible pueblo de calles empedradas, casas señoriales, plazas arboladas y portales siempre concurridos. Un pueblo que conserva el encanto provinciano de sus cuestas, sus fuentes, sus templos, sus rituales cotidianos.
Sí vas de visita en este pintoresco pueblo de Michoacán, que como dato curioso tiene más de 500 años de historia, no debes olvidar probar sus famosas nieves de pasta.
En la plaza Vasco de Quiroga, auténtico corazón del Pueblo Mágico, pasean los enamorados, bailan los viejitos, curiosean los visitantes y todos, absolutamente todos, pasan bajo el portal Hidalgo a cumplir uno de sus dulces rituales: saborear una nieve de pasta.
Desde que en 1905 don Agapito Villegas logró fabricar su primera nieve, los patzcuarenses no han dejado de sucumbir a la tentación. Las nieves continúan siendo artesanales y las neverías son negocios familiares.
La lista de sabores se antoja interminable. Mango, guayaba, limón, zarzamora, guanábana. Están los sabores aptos sólo para golosos como la cajeta o los chongos. También los sabores tradicionales como el chocolate, el café o el coco. Y sabores únicos como el zapote o la del beso del ángel.
¡Nos vemos en Pátzcuaro!
Te recomendamos:
Probar nuevos sabores en cualquiera de las dos neverías insignia bajo el portal Hidalgo: La Pacanda y Nevería Eréndira.
El sábado por la tarde está muy concurrido. Si te cuesta decidirte, ven con la nieve elegida.
Fuente: Michoacán Travel
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